NICOLÁS HOCHMAN
Buenos Aires (1982)
Debo tener 2 años más o menos. Me gusta la foto porque en la biblioteca que tengo atrás hay libros de cción clásicos: Dostoievski, Victor Hugo, Dickens… y también hay libros de historia. Lo que me gusta es la amalgama que hay entre esas dos cosas porque son los dos caminos por los que entré a escribir: por la historia y por la literatura.
“En el momento de escribir no disfruto. Cuando termino de escribir siento que me entra aire, que hay algo que hice que está bien; y no es: ‘qué bueno eso que escribí’, es ‘qué bueno que escribí’, punto”
Los temas más repetitivos por los que circulo son la soledad y el desarraigo. Me pasa algo curioso con eso, la primera novela que escribí, con 21 años, tenía un apartado que era una especie de manifiesto, una teoría del desarraigo interno, en la que una persona elige irse de todo. Cuando escribí mi tesis doctoral, sobre el exilio, la primera hipótesis que tenía era que el exilio era algo interno y partí de esa idea que escribí en la ficción 10 años antes. Creo que hay algo de eso en mi escritura: cierta desubicación de las personas, cierta imposibilidad de permanecer en un mismo lugar durante mucho tiempo siendo uno mismo. Yo creo que los temas siempre persiguen, creo en el inconsciente, y creo que aunque uno quiera despegarse de su historia, de su trayectoria y de sus formas, eso siempre subyace como el río que va por abajo del glaciar y en un momento te tira el glaciar entero.