GABRIELA CABEZÓN CÁMARA
San Isidro, Buenos Aires (1968)
Es una foto con mi papá, básicamente. Cuando yo tenía 3 o 4 meses. Tiene que ser verano, porque el lugar en donde está tomada es el garaje de una casa que mis viejos alquilaban en Mar del Plata, en donde mi papá trabajaba los veranos.
“La escritura es donde me siento relativamente a salvo, donde siento que todo lo que me falta, y todo lo que no soy, lejos de ser una carencia, es algo desde lo que se puede construir”
Hay algo de intemperie y transformaciones vitales grandes en mis personajes, siempre mujeres. Hay algo de lo que la mayor parte de la gente considera marginal: una travesti que vive en una villa, una chica víctima de trata, una poeta drogadicta… Siempre hay cierto grado de intemperie bastante importante y lacerante que queda atrás y el personaje se transforma y se construye a sí mismo, en general, en relación a otros. Siempre hay una cuestión comunitaria, una construcción colectiva. Son cosas que, de algún modo me atraviesan. A mí no me parece que el mundo esté compuesto por la gente de clase media que vive ordenadamente igual que sus abuelos, atada a la norma. Tengo una sospecha bastante fuerte de que la definición de marginal es una creación del poder, que lo que está en el centro y lo que está en el margen, es una construcción. Me parece que son más grandes los márgenes en todo sentido.