Coordinación de Compromiso Social y Extensión
Universidad Católica Argentina
Del libro:
PRIMERA INFANCIA
Intervención Social en la Ciudad de Buenos Aires.
Editado por Rumbo Sur
Gran parte de la comunidad internacional, a través de su adhesión a la Convención sobre los Derechos del niño (CDN) adoptada por la Asamblea General de Naciones unidas en 1989, reconoce que la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia especiales. La CDN como instrumento de derecho, reconoce a los niños como sujetos de derecho al tiempo que convierte a las personas adultas y al Estado en sujetos de responsabilidades de su desarrollo integral. A través de este instrumento se pretende proteger sus derechos humanos, y aquellos que se desprenden de su particular vulnerabilidad por ser personas que se encuentran en una etapa de maduración, crecimiento y desarrollo. Constituye un enfoque integral de protección que abarca todas las dimensiones de la vida y desarrollo de los niños, especialmente aquellos que viven en condiciones excepcionalmente difíciles.
Específicamente, la primera infancia es un período esencial para la realización de los derechos del niño ya que los más pequeños atraviesan el período de más rápido crecimiento y cambio de todo su ciclo vital, en términos de maduración del cuerpo y sistema nervioso, de movilidad creciente, de capacidad de comunicación y aptitudes intelectuales. Asimismo, los primeros años de vida son la base de su salud física y mental, de su seguridad emocional, de su identidad cultural y personal. Por esto, la infancia temprana es cualitativamente más que el comienzo de la vida es, en realidad, el cimiento de esta.
Sin embargo, en muchos países y regiones, la primera infancia ha recibido escasa prioridad en el desarrollo de servicios de calidad, que a menudo han sido fragmentarios. Es por ello que el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas en la Observación General N°7 denominada, “Realización de los Derechos del niño en la primera infancia” de 2005, ha instado a los Estados partes a que desarrollen estrategias con enfoque de derechos que promuevan un enfoque integral de sistema para las leyes y las políticas de desarrollo, y provean programas comprehensivos y continuos en el desarrollo de la Primera Infancia. La relevancia de la Observación radica en que a través de esta recomendación se pone de relieve la débil presencia de la primera infancia en la agenda de los países. Este documento constituyó un llamamiento a priorizar a los niños más pequeños, y destinar recursos para desarrollar acciones concretas que atiendan el cumplimiento de sus derechos.
Una realidad que nos interpela
El país adoptó la convención a través de la ley N°23.849 en 1990, sin embargo, las privaciones materiales, emocionales y sociales que afectan a los niños de entre cero y cuatro años de nuestro país tienen un efecto limitante sobre las posibilidades de los mismos para desarrollar su potencial.
Según un estudio elaborado por el Observatorio de la Deuda social Argentina de la Universidad Católica Argentina, durante el período 2010-2013 el 58,7% de los niños y niñas residentes en la Argentina urbana, experimentaba al menos una privación de derechos en alguna de las siguientes dimensiones: derecho a la alimentación, al saneamiento, a la vivienda digna, a la atención a la salud, a la estimulación temprana o a la información. Entre ellas se registró una mayor incidencia de las privaciones en las dimensiones relativas al hábitat de vida y el acceso a la alimentación. Para el período especificado, el 26,7% de los niños tenía déficit en el acceso a una vivienda adecuada y un 7,5% vivía en hogares en los que se manifestó haber sentido hambre en los últimos doce meses y no recibir alimentación gratuita de alguna institución.
Respecto a la dimensión, estimulación temprana, el estudio señala que el 18,8% de los niños experimentó en este período algún tipo de déficit relativo a su acceso y el 4,3% privaciones severas, es decir, las que indican que no se les lee cuentos frecuentemente, no suelen jugar con ellos, no asisten a centros educativos y viven en hogares en los que se usa el maltrato físico y verbal de modo disciplinar. En este punto es necesario precisar que las etapas tempranas de la vida todas las acciones que se dirigen al niño, ya sea gestualidad, oralidad, contacto son estímulos vitales para que desarrollen las habilidades sociales, emocionales, de lenguaje y motoras que son los cimientos sobre los cuales se fundamentará el desarrollo a lo largo de sus vidas.
En 2013, un 27,5% de los niños pertenecientes al grupo etario señalado residía en hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y un 16,6% en hogares en situación de riesgo alimentario. La mayor vulnerabilidad de la primera infancia a pertenecer a hogares con NBI se asocia con la juventud de sus progenitores que pertenecen a un grupo poblacional más propenso a enfrentar circunstancias hostiles, como problemas de empleo y educación. Estos hogares con recursos materiales escasos, problemas de empleabilidad y endebles relaciones familiares e institucionales de integración, se ven limitados en su capacidad de brindar condiciones de bienestar para sus hijos.
Estas carencias de recursos materiales, humanos y sociales condicionan las oportunidades de desarrollo integral de los niños y les impide disfrutar de sus derechos y participar como miembros plenos y en pie de igualdad de la sociedad.
El compromiso con los más pequeños
Todo aquello que se realice, o no, en los primeros años de vida de los niños repercutirá a lo largo de todo el curso de su vida. Es decir, el período de la infancia temprana puede demarcar la trayectoria en salud, el aprendizaje y la conducta, así como influir en las futuras etapas del desarrollo.
La inversión en esta etapa de la vida de los niños puede mejorar sus capacidades presentes y futuras de diversas maneras: ampliando las posibilidades de vivir una buena vida, ser económicamente productivos y ciudadanos activos.
Todo derecho tiene como correlato un deber u obligación. Por ello, los derechos del niño incluyen tanto derechos como obligaciones, y son los Estados, las familias y la comunidad quienes deben respetar y garantizar su pleno ejercicio. Los niños requieren de servicios que apoyen el despliegue de habilidades, destrezas y competencias, en todas las áreas de su desarrollo y las familias un apoyo para contar con herramientas que faciliten el desempeño de su rol. Es así que el Estado, debe asumir el deber de promover políticas integrales, multisectoriales y sostenidas en el tiempo para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los niños y, especialmente, para quienes conforman los grupos más vulnerables.
No obstante, el promover políticas basadas en la integralidad debe ser un proyecto colectivo del cual participen gobiernos, comunidades, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado de manera colaborativa para gestionar de un modo eficaz y eficiente los recursos y las estrategias.
Es por ello que la Universidad Católica Argentina, a través de la Coordinación de Compromiso Social y Extensión, busca realizar su aporte en este sentido participando en diferentes espacios como parroquias, “guarderías” infantiles y escuelas, en donde los niños tenían un alto grado de vulnerabilidad. Los distintos aportes que surgen de la participación de los docentes y alumnos universitarios están orientados a realizar actividades vinculadas a la estimulación temprana y al juego, así como también a la formación de los adultos responsables en diferentes áreas relacionadas al desarrollo infantil, teniendo como horizonte el desarrollo y la promoción de los más pequeños y más desfavorecidos de nuestra sociedad.