Del libro:
PRIMERA INFANCIA
Intervención Social en la Ciudad de Buenos Aires.
Editado por Rumbo Sur
Nuestro Centro está ubicado en Mataderos y tiene 5 años de vida. Se apuesta a la primera infancia, no porque sea el futuro sino porque es el presente, y los primeros años son vitales para lo que viene después. En la asociación civil GES venimos trabajando en pos de los derechos y la inclusión en general, y más enfocados en la primera infancia. Creemos que se puede trabajar de manera integral, no solo con los niños sino también con las familias. Esa es la gran propuesta: no se recortan los niños para buscar su desarrollo sino que se amplía a la familia empoderándola, dándole recursos, brindándole posibilidades para mejorar y poder integrarse ampliamente en la sociedad. Se buscaron sectores donde la población fuera realmente vulnerable y fue estratégica la búsqueda del lugar y del espacio. Los CPI están ubicados en zonas neurálgicas donde realmente atendamos a esta población. Si bien no es excluyente, porque consideramos que todos estamos vulnerados en nuestros derechos, apuntamos a quienes más lo necesitan.
Nuestra comunidad
Acá vienen muchos niños hijos de inmigrantes, personas que trabajan informalmente muchas horas, y chicos que si no estuviera este Centro, no tendrían la posibilidad de desarrollarse integralmente sino que estarían prácticamente encerrados en una habitación de un inquilinato o de un hotel, perdiendo todo lo maravilloso del estímulo porque sus familias necesitan estas largas jornadas laborales y no hay adultos responsables para acompañarlos.
En la mayoría de los casos, las familias son responsables de sus hijos pero, dadas las circunstancias, no pueden acompañarlos como corresponde en el proceso ni tampoco hay espacios donde podrían hacerlo. Trabajamos con todo lo que es Mataderos e, incluso, con gente de La Matanza y Lomas del Mirador.
Desde el programa CPI, el Ministerio de Desarrollo nos envía un formulario de inscripción que implica una entrevista previa que se le hace a cualquier familia que quiera ingresar al Centro. Son una serie de preguntas que dan un puntaje y un índice de vulnerabilidad. En función de ese índice se otorgan las prioridades de ingreso. Esas entrevistas las toma la trabajadora social del Centro o cualquier persona capacitada para eso. Son preguntas sensibles de la esfera privada y las hacemos con mucho cariño y responsabilidad porque nos metemos en la vida.
Mientras el niño permanece en el Centro se lo monitorea permanentemente, aun cuando no se pueda dar la matricula por cualquier circunstancia. A veces estamos excedidos en matricula y no se puede dar el ingreso; entonces tratamos de coordinar para darle el espacio, si no es acá en otro Centro, y que se pueda resolver esa situación. Se trabaja fuertemente en el proceso de inclusión. La pata que nos estaría faltando es poder acompañar a la familia una vez que se van del Centro, pero estamos trabajando en eso. De todos modos es tan fuerte el lazo que se crea que las familias vienen solas, aunque no haya un mecanismo estructurado para hacer el seguimiento.
Las principales dificultades
Los focos de vulnerabilidad que tienen las familias son: salud, educación, vivienda, trabajos informales, inclusión a un nuevo lugar, desconocimiento de muchas cuestiones (como asignaciones, planes, obra social) que los pueden ayudar y no las conocen.
La vivienda es una cuestión neurálgica porque van rotando de un lugar a otro y van perdiendo lo que van construyendo, se pierde la historia, y todo lo que se trabajó acá lo desconoce el otro lugar. Empezar de nuevo implica que todo este trabajo se perdió. No tener una historia es terrible. Por ahí, una familia estuvo 6 meses acá y se construyeron bases, pero esa familia se muda a zona sur y se perdió todo. El problema es que siempre están empezando. A veces hacemos todo el avance pero resulta que ya lo tenía de otro lugar, y se pierden 3 o 4 meses, que en estas etapas son fundamentales. Un niño que no está estimulado es un niño que no desarrolla habilidades. Si es necesario acompañar, vamos detectando y armando redes barriales.
Ahora tenemos una problemática de salud odontológica pero después no hay quien pueda recibir esa demanda. También se ve mucha violencia de género y hay muchas negligencias con estas condiciones, pero con estímulo enseguida notás el cambio.
Lo fuerte de este trabajo es la idea de incluir a la familia, con lo cual se hace extensivo y puede venir cualquier persona relacionada con ellos. No hay un libro para la crianza o el desarrollo, lo aprendemos juntos y eso es enriquecedor. Nosotros trabajamos en alianza con las familias y nos adaptamos a sus necesidades.
Como lo que se trabaja acá son actividades pensadas para estimular el desarrollo del niño intentamos trabajar con las familias para que cumplan las 8 hs. —no tenemos niños que hacen jornadas recortadas salvo en el período de adaptación—, pero somos muy flexibles con esto porque sabemos que hay familias que vienen de muy lejos y tienen que dejar hijos mayores antes. Siempre le buscamos la vuelta con ellos, para que no se pierdan nada de la jornada, que es muy valiosa.
El 90% de las familias es de la comunidad boliviana o peruana, e incorporamos hace poco un paraguayo. Los niños son argentinos, extranjeros solo 2. Gracias a Dios aquí tenemos todos niños que manejan el castellano. La asociación tiene otros dos Centros, uno en la zona de Constitución y otro en Villa Soldati, y hemos tenido haitianos o chinos y el trabajo se tornaba realmente interesante. Hubo una niña cuyos papás eran coreanos y hablaba un “corespañol” raro, nos costaba mucho con la familia porque no nos entendían nada. Por eso cada CPI es distinto.
Interacción con el ministerio
La realidad es que permanentemente estamos monitoreados por el Ministerio de Desarrollo Social de donde tenemos una vez por semana una visita de una supervisora que nos va acompañando en el proceso, guiándonos, y también ellos se van enriqueciendo de nuestra tarea. Tenemos controles nutricionales una vez al mes y debemos rendir cuentas mensuales de todo lo que son gastos, personal, y se ocupan mucho de lo que está pasando acá con las familias y cómo se está trabajando. Cuando los casos son más complejos se elevan los informes al Ministerio y, si es necesario, al Consejo del Menor (siempre amparando los derechos del niño, esto está muy monitoreado). En ese sentido, el vínculo es fuerte. Tenemos la misma cantidad de matrícula que la demanda que podemos absorber, inclusive más. Es necesario que se abran más espacios como estos, porque así como estamos nosotros están todos los Centros, sobre todo para los lactarios de uno y dos, que no hay otros espacios que los absorban.