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DIANA Y MARTA / Boedo Teatro Comunitario y Callejero
sin teatro estaría triste
Poder ser compañera de elenco de un chico de diez años y tener un trato de igual a igual, como actores, es hermoso.

Nosotras estamos desde el inicio del grupo, en el año 2001. Nos acercamos por una convocatoria en la que invitaban a músicos, actores y vecinos del barrio a participar en la creación de Boedo Antiguo, un espectáculo callejero en el que se reconstruía la historia de Boedo. Hoy ya vamos por la cuarta obra, somos entre veinte y veinticinco en el grupo. Es un espacio muy interesante, de acercamiento para la gente del barrio, o de donde sea, abierto a quien le interese participar de esta experiencia. Estamos vinculados a la Red Nacional de Teatros Comunitarios, y a los pioneros (Catalinas y Barracas), aunque empezamos por otro lado. También tenemos vínculo con la Red Cultura Boedo, que tiene mucho trabajo y mucho peso en el barrio. Con el callejero actuamos en el espacio público, vamos a las plazas y nos encontramos con la gente. Es una experiencia muy importante y de lo más divertida.

Empezamos ensayando en el Espacio Cultural Julián Centeya. Fuimos casi fundadores de ese espacio, porque estuvimos ahí desde que era un galpón que se llovía por completo, un depósito de construcción. Al principio el espacio dependía del Centro de Gestión y Participación del barrio y luego pasó a depender del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.  Después de Cromañón se decidió remodelarlo; lo que resultó muy bien, pero lamentablemente no se tuvo en cuenta a las personas que estábamos haciendo cosas y lentamente nos fueron sacando. Después de ensayar y dar funciones durante muchos años ahí, nos quedan hermosos recuerdos de la actividad, pero no tanto de esta partida accidentada, que fue responsabilidad de algunas burocracias. Pero, en fin, el grupo sufrió una crisis, de la cual se repuso y hoy ensayamos en el Colegio Mariano Acosta. Tenemos una excelente relación con la comunidad escolar, y también presentamos funciones ahí, participamos de la Noche de los Museos y de diferentes actividades conjuntas.

Integrar
En el grupo participás durante todo el proceso de la actividad teatral; en eso se diferencia del teatro convencional. Aparte de la dirección, que tiene una persona indicada, preparada, porque sin director un grupo de teatro no funciona, del resto de las cosas todos tienen la posibilidad de participar. De los textos, de la música, del vestuario, del maquillaje. Las obras las armamos en base a los temas que nos interesan, de manera colectiva. Los primeros temas sobre los que trabajamos tenían que ver con el barrio, con la historia de Boedo, que era lo que nos había reunido inicialmente. Luego comenzamos a trabajar sobre otros temas que al grupo le interesaban. En general el director propone que cada uno investigue y, quien quiera, escriba sobre determinado tema. Después realizamos improvisaciones y de ahí vamos sacando cosas interesantes. Luego de todas estas instancias, el director arma el texto, sobre el que volvemos a trabajar. Los aportes de cada uno enriquecen mucho a la obra, y además es muy gratificante cuando, una vez que el texto está completo, leés o escuchás alguna frase o alguna idea que contribuyó al texto o a la música.

Participar del grupo es muy interesante también porque te relacionás con gente muy diferente, una gama muy amplia de edades y de sectores sociales. Poder ser compañera de elenco de un chico de diez años y tener un trato de igual a igual, como actores, es hermoso. Ahora por ejemplo participa una de mis nietas en el grupo. Eso para mi es muy lindo, porque la conexión que establecemos, a través del teatro, es nueva.

En general hay muchas más mujeres que hombres en el grupo, como en la mayoría de las actividades de este tipo. Las mujeres me parece que se animan más a hacer este tipo de actividades de manera amateur. Si yo no participara de este espacio creo que estaría triste, porque la verdad es que me gusta mucho jugar en el teatro. Y también disfruto mucho del grupo, que ha tenido cambios y renovaciones, pero se consolidó como un grupo de muy buena gente.

El espacio público
Siempre hay cosas para hacer. Yo, por ejemplo, me encargo de armar la gacetilla; no soy diseñadora, pero fui aprendiendo y me ocupo de eso. Ahora tenemos programadas varias funciones y eso nos entusiasma. Hubo un momento en el que hicimos muy pocas funciones y fue un problema. El grupo se achancha cuando pasa eso. Si tenemos más funciones, nos demanda más tiempo de la semana, pero estamos todos más enganchados.

Nosotros además de definirnos como grupo comunitario somos un grupo de teatro callejero. Es decir, adecuamos las obras para presentarlas en cualquier lado, sobre todo en el espacio público. No tenemos escenografía en general; hemos dado funciones en medio de una calle, en una plaza, en una escuela: nos adecuamos a diferentes ambientes. Es hermoso hacer funciones en el espacio público. Que se vayan acercando cuatro, diez personas que están en una plaza, sin estar invitadas previamente a la obra, que la vean y se sorprendan, es maravilloso. Eso ahora lo perdimos un poco porque hay bastantes problemas para hacer teatro en la ciudad. Con la reglamentación actual no podés hacer una obra en la calle, te exigen tener un seguro para actuar en una plaza, aunque no tengas escenografía ni luces. Eso es muy empobrecedor para la ciudad y es una lástima porque es muy importante hacer uso y vivir el espacio público. El grupo ya tuvo sus momentos complicados y resurgió y volvió a crecer, así que ahora estamos resurgiendo.

Fui vendida como esclava
Ser actriz es meterte en un personaje, ser otra persona. Trabajás una situación que no es tu situación cotidiana. Meterte en otra persona, jugar a que sos otro, es como el juego de los chicos: “Dale que…”. Eso es.

Yo tengo una profesión y trabajé de eso toda mi vida: soy física y soy docente. Pero desde siempre quise hacer teatro, desde chica. A lo mejor si las condiciones hubieran sido distintas, como ahora que tenés un montón de grupos y escuelas, en lugar de física hubiera sido actriz. Pero creo que hoy soy actriz, porque en el grupo cumplo esa misión. Tal vez es pequeña, pero me hace sentir que un pedacito de mi es actriz.

Empecé con juegos teatrales siendo estudiante universitaria. Y después hice teatro, ya de grande. Mi hija menor está muy dedicada al teatro así que me apoya totalmente. Ella es dramaturga, empezó a hacer teatro en la escuela secundaria y es un camino que nunca dejó. Y mi nieta mayor, la hija de mi otra hija, es la que viene al grupo de teatro conmigo. Es una actividad que si no la hiciera me sentiría muy mal, de eso estoy segura. Soy muy tímida y tal vez no me doy cuenta de lo que me modificó. Arriba del escenario no me importan estas cuestiones, soy el personaje y ya está.

El teatro es un complemento de la vida. Es una herramienta que te permite expresar algo que vos tenés y que de otra manera no expresarías. Las personas que tienen otra profesión, deberían incorporar alguna forma de arte. El arte tiene que estar presente. No podés solo vivir de una profesión no artística, es muy tedioso. El arte amplia, te da una visión muy distinta, te genera sentimientos.

Yo fui vendida como esclava: y no había función en que no me emocionara cuando me tiraban de la cadena para llevarme. Ni hablar si por ejemplo actúo de madre de Plaza de Mayo. Y yo creo que soy cada personaje, porque pongo mis sentimientos; en eso consiste estar en un escenario.

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