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Disco es cultura

Un recorrido por las disquerías especializadas de la Ciudad de Buenos Aires.
Federico Moreno

Disco es cultura es una guía antojadiza sobre algunos de los lugares más emblemáticos de la cultura musical de la ciudad de Buenos Aires. Algo así como un recorrido caprichoso por algunas de las disquerías de más larga data. No están todas las que son, ni las más o menos importantes, sólo un puñado que elegimos un poco por recomendación y otro poco arbitrariamente.

Más allá de las historias que se puedan contar, este libro pretende ser un homenaje a una época que no parece alcanzar su fin. Un tiempo en el que los discos, bajo el formato que sea, son objetos capaces de despertar ese infinito deseo de búsqueda. Una pasión que pasa los límites de lo musical para tocar lugares y personas, amistad, melomanía y anécdotas.

Las “cuevas”, como las llaman algunos, nuestras disquerías especializadas o independientes, representan un acervo cultural, no sólo por las interminables series de objetos ordenados en sus bateas, sino por el hecho de ser lugares de encuentro y comunión, donde los clientes somos los fieles, los disqueros pastores y la música una forma de religión sin dios.

Desde la invención de la grabación sonora y la producción de objetos portadores de esas grabaciones han existido comercios destinados a hacerlas llegar al público. Durante todo el siglo XX, las disquerías fueron el último eslabón de un camino que se iniciaba en la composición de un músico y llegaba hasta el escucha. Una industria de producción, distribución, comercialización y consumo sostenida por personas que apostaron su vida a alguna de esas tareas.

El siglo XXI trajo tiempos marcados por la virtualidad, donde la reunión de humanos y objetos se encuentra mediada por pantallas. La interacción con otros para recomendar un disco se reemplazó por algoritmos y los debates alrededor de una mesa de amigos con humo y alcohol ocurren en foros virtuales. Por esta razón quisimos volver a esos lugares de encuentro físico, donde las personas se encuentran cara a cara, los discos ocupan espacio, pesan y huelen; y la pasión por la música se confunde con la de los artefactos que la transportan y se hace una.

Estos lugares ya no abundan como antes en la ciudad de Buenos Aires. Tampoco los encontramos en las grandes metrópolis del resto del mundo. Varios son los fenómenos de las últimas décadas que convirtieron a las disquerías en espacios casi secretos, especie de bunkers para fanáticos o gabinetes de curiosidades colmados de nostalgia.

Quizás una de las mutaciones más notorias es el advenimiento de lo digital, que provocó una caída constante en la venta de discos desde fines de los noventa y la consecuente reducción de los catálogos disponibles.

Los cambios en las formas de consumo de música grabada para las mayorías que ya no están dispuestas a pagar y caminar en busca de objetos que pueden encontrar en internet; el aumento continuo del valor de las propiedades y los alquileres que fue destruyendo las grandes cadenas de venta de discos y también los comercios de discos barriales; y los ciclos económicos argentinos de auges y crisis que golpean con mayor fuerza en comercios de objetos de ocio, son algunos de los eventos cruciales que hacen de las “cuevas” un club de la resistencia a la extinción del disfrute.

Este libro, cuyo título refiere a una leyenda que venía impresa en las tapas de algunos discos de industria nacional hasta fines de los años ochenta, es un registro de imágenes y de historias sobre esos lugares y sobre las personas que los habitan y les dan vida. Para todos aquellos que trazamos recorridos buscando discos que van armando una banda sonora de nuestras vidas y para todos aquellos que los ponen a nuestro alcance está dedicado este humilde homenaje.

Libro 20×20 cms. 64 páginas color.
ISBN 978-987-4474-20-9

Dirección de proyecto
Federico Moreno

Entrevistas y textos
Federico Moreno

Fotografía
Federico Alessandro

Edición de contenido
Lola Zapata

Diseño
Ana Uranga

Corrección
Jimena Timor

Dedicado a la memoria de
Eduardo Moreno

Con el apoyo de

Si te gustan las historias de vecinos…

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