Fuertemente asociacionista, el barrio creó agrupaciones de todo tipo que ayudaron a sus vecinos e hijos a lograr una educación y un lugar en la móvil sociedad argentina de principios del siglo XX.
Benito Quinquela Martín recuerda: “Cuando yo era un muchacho creo que no había una sola persona en La Boca que no perteneciera a un centro, a una sociedad, a una cofradía, a lo que fuera”.
En particular proliferaban las asociaciones obreras de los gremios, centro de grandes agitaciones. La unión de estas agrupaciones logró, en 1904, el triunfo del primer diputado socialista argentino, Alfredo Palacios. El mismo Quinquela había participado de la campaña pegando carteles del candidato en las paredes de su barrio.
Asociaciones obreras, mutuales, colectividades, clubes sociales y deportivos, en La Boca proliferaron multitud de agrupaciones, prueba del instinto solidario de sus habitantes. Un barrio con alma gregaria que tuvo muy claro desde el comienzo, y dada su conformación social, que la cooperación y la solidaridad hacen la fuerza y que la formación y educación popular llevan a la libertad individual y a la conciencia de clase. De este modo, convivieron en La Boca las más diversas sociedades de apoyo mutuo, como la “Sociedad Progreso de La Boca” (1875) o la “Asociación Ligure de Socorros Mutuos” (1885); agrupaciones masónicas como la “Logia Liberi Pensatori” (1875), instituciones culturales como la Universidad Popular de La Boca (1917); asociaciones que fundaron los teatros Panteipe (1880), Dante Alighieri (1883), Iris (1881); Sociedad José Verdi (1877), luego convertido en el primer cine del barrio; sociedades nacionales como la Sociedad Italiana (1882); agrupaciones de voluntarios como la “Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca” (1884),
La educación popular boquense fue un elemento central en el desarrollo de una cultura local. Desde 1876 funcionaban siete escuelas públicas y otras tantas privadas. Además existieron, a partir de 1900, diversas iniciativas que coordinaron la enseñanza y los esfuerzos comunitarios, como la cooperadora “Asociación de Vecinos” y la “Asociación Protección y Estudio”. Junto a estas aparecen también la “Sociedad Luz”, la Asociación Cultural “El Hogar y la Escuela”, que brindaba cursos para mujeres adultas, la “Asociación Cultural José María Ramos Mejía”, con su biblioteca en la calle Olavarría 675.
En 1917 el Dr. Tomás Le Bretón impulsa la fundación de la Universidad Popular de La Boca. Se trataba de una institución de instrucción técnica y científica para adultos que buscaba proporcionar conocimientos prácticos, con posibilidades efectivas de trabajo. Para los fundadores de estas instituciones, así como para gran parte de los inmigrantes, la articulación entre educación y ascenso social era clara. Como prueba de esto, por las noches, desfilaban por las aulas de la Universidad obreros de todas las edades. Hacia 1930 tenía más de mil estudiantes.
La efervescencia comunitaria y cultural dio prontamente sus frutos, y fue así como La Boca pudo ser un centro de gravedad fundamental de la producción artística de principios del siglo XX. Como fue también fue un centro de actividad periodística. El primer periódico local fundado en 1875, se llamó El Ancla. En 1892 Atilio Massone, perseguido por sus ideas republicanas, llega de Italia y funda el periódico Bohemio, que cambiaría de nombre dos veces: en 1893 se transformó en El faro del Riachuelo, y cuatro años más tarde pasó a ser sólo Riachuelo.
Con los años la vida social, artística y cultural del barrio se consolida al tiempo que se diversifica. Para la década del veinte, surgen numerosas revistas locales ligadas a prácticas políticas en diversos contextos, como el Centro de Estudiantes de La Boca cuyo órgano difusor de ideas era la publicación Argos (1920-1924); Juvenilia (1921-1922), por su parte, también estaba ligada al clima de la Reforma Universitaria del 1918; La Fragua (1923-1924), dirigida por Lacámera, fue la primera publicación que conjugaba historia, letras y artes; la revista Ideas (1925-1928) tuvo un papel fundamental en la formación del Ateneo Popular de La Boca (1926) y fue semillero de historiadores locales.
Teatro Ateneo Iris. Ubicado sobre una de las arterias principales del barrio, Almirante Brown, el Ateneo Iris formó parte de las primeras iniciativas culturales de La Boca. El teatro Ateneo abrió sus puertas al público en 1884. Su edificio tenía un diseño particular: para entrar había que atravesar un zaguán ancho que lindaba, a un lado, con un edificio de viviendas, y al otro, con un local en el que funcionaba una fonda. Al final del zaguán se abría una sala amplia, con platea y dos filas de palcos. Este teatro fue espacio fundamental de la sociabilidad boquense de la época. Por su escenario no sólo desfilaron cantidad de artistas tanto nóveles como famosos dispuestos a repetir los más diversos parlamentos, también fue ámbito de discursos políticos y debates públicos de importantes figuras nacionales. Pero eso no fue todo, el Ateneo Iris alojó, con amable hospitalidad, asambleas de vecinos de larga duración de las que surgieron importantes proyectos barriales, como la creación de la “Sociedad Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca”.
Teatro Dante Alighieri. Como en Ateneo Iris, el “Dante” está profundamente imbricado en la historia de La Boca. Fundado en 1883, estaba consagrado fundamentalmente al drama y a la tragedia italianos. Se emplazaba en la misma avenida que el Ateneo, a una cuadra de distancia. A diferencia de su vecino, tenía una fama penumbrosa, ya que era el sitio preferido para reuniones de las diversas sociedades secretas que, a fines del silgo XIX, cobijaba el barrio. Se lo ligaba, principalmente, a las actividades de las logias y de otras organizaciones semejantes, que se desarrollaban en claustros herméticos y estaban rodeadas de un halo de misterio y clandestinidad. Entre los hechos más renombrados en la historia de este recinto, se encuentra la fundación del “Centro de Estudiantes de La Boca”, en el año 1916.
Unión de La Boca. Las disciplinas artísticas también contaron con el impulso de variadas instituciones impulsoras de la educación. La enseñanza de la música, de las artes y de los oficios vinculados se multiplicó en el barrio. La primera institución de enseñanza artística de La Boca fue la sección de artes plásticas de la Academia Santa Cecilia, de Pezzini y Stiattessi. Se la llamaba, popularmente, La Unión de La Boca, ya que funcionaba en esa sociedad de socorros mutuos. Se impartían, fundamentalmente, clases de música. Allí estudió, por ejemplo, Juan de Dios Filiberto. En artes plásticas, el maestro Alfredo Lazzari formó a figuras como Quinquela, Fortunato Lacámera, Arturo Maresca, Santiago Stagnaro, Camilo César Mandelli. Vale decir que allí se formó el primer núcleo de pintores boquenses.