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En 1907, parte de la elite intelectual y pintoresca del barrio decidió fundar la Primera República de La Boca. El proyecto tuvo, desde el vamos, un énfasis humorístico: se presentaba como la contraparte de la reciente presidencia de Quintana. Aludía a que fue durante su gobierno cuando más se reprimió a los obreros. Se trataba de un grupo muy divertido y crí- tico que, entre 1904 y 1906, fue conocido como “los contreras de Quintana”. Sus críticas se publicaban en un periódico de redactores anónimos titulado Quiquiriki, presentado como “periódico semanal, satírico, humorístico social y noticioso”. El periódico tuvo, en sus dos años de existencia, una gran repercusión en el vecindario dado su tono alborotador y chistoso. Una de las secciones se llamaba “República de La Boca” y el ella se aludía burlonamente a personajes del barrio.

Constituida formalmente el 13 de diciembre de 1907, nombró como presidente a Roberto T. Hosking. Su escudo era una herradura, símbolo de la buena suerte, en cuyo interior se veía una mano haciendo los cuernos “contra la yeta”.

El presidente Hosking junto a sus ministros. Fotografía tomada en la Isla Maciel, 1908. (1)

La Primera República se caracterizó por organizar grandes eventos festivos en los recreos de la Isla Maciel, en donde no faltaba la música, curiosas partituras de títulos divertidos como “¿No ves que me derrito?”, “oh che bella festa!” “Torna alla Boca!”. Los banquetes serían una marca funda- mental, que se continuarían en las siguientes repúblicas, así como su impronta festiva y disparatada.

Leyes curiosas. “Así, entre bromas de exquisito gusto y sana alegría transcurrieron los días de aquella independencia, que se había propuesto:

«Levantar el nivel de La Boca hasta dos metros, conminar a las fábricas a que pongan hollineros, aplicar un impuesto a los solteros; terminar con la invasión de extranjeros procedentes de Barracas y Constitución o ‘del centro’; y apoyar al movimiento feminista iniciado en la Capital Federal, al otro lado de las fronteras, para que en la República de La Boca las mujeres gozaran de los mismos derechos de los hombres». (1)

También regía la Ley del Canuto, que era una especie de caño hueco por donde soplaba el Presidente para hacer salir los decretos. Esos eran los medios que utilizaban para gobernar.

(1) Granara Insúa, Rubén. «La República de La Boca», 1986

 

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