Desde los 6 años que vengo a este club, primero a ver los partidos, después empecé a jugar al futbol. Yo tenía tres años menos que el resto pero ya jugaba. Siempre fui en cancha chica delantero, goleador, y en cancha grande jugué de 10.
Yo nací en Villa Crespo. Mi padre nació en Villa Crespo. Y fue directivo de fustal.
Mi nene juega también acá. O sea que ya somos tres generaciones de futsal. Yo fui director Técnico también de baby futbol.
Hoy superviso y hablo con la gente, me hacen caso porque saben quine soy.
Es un lugar hermoso. Acá esta mi infancia. Llora, no puede hablar. Acá me críe. Esta es mi casa. Quisiera tener más tiempo para dedicarle al club pero no se puede económicamente.
Me da impotencia que el club no crezca, es un club que fue para abajo en vez de para arriba. Por historia Atlanta tendría que ser un club mucho más grande. Tener más actividades para los chicos para a gente. En vez de estar en primera estar en tercera. Tuvimos un enorme básquet, muchas figuras a nivel técnico, a nivel jugadores en muchos equipos. Entonces te da impotencia.
Te encontrás con gente que viviste de chico y eso mismo te emociona, porque aparte te reconocen, le dicen a tu hijo lo que eras vos jugando, que a veces vos no se lo podes decir porque queda mal, pero cuando te van reconociendo vos te sentís identificado con un montón de cosas que vos hacías por la camiseta del club. Para mí era más importante jugar para Atlanta que para la selección.
Yo jugué en la selección argentina de Futsal, pero para mí jugar en la selección era representar a Atlanta,. Yo lo sentía así.
Este club era un semillero. Siempre saco muchos jugadores.
En este club tenemos una mezcla. Mezcla de varias religiones. Siempre se lo identifico con los judíos, y yo siempre dije que si realmente fuera un club judío seríamos el mejor club de la Argentina. Yo me críe en este barrio, tengo apellido judío pero mi padre no seguía la religión y mi mama era cristiana. Y como yo hay muchos otros, que también formaron este club. Es un club ni. Y al ser ni, no progreso como los clubes judíos como Macabi, Acoaj, Hebraica.
Yo entraba a las 9 de la mañana y me iba de acá a las 12 de la noche. Hoy la familia ya no viene tanto al club. Y estaba todo el día solo. Hoy mi hijo viene y yo ando siempre cerca. Y eso en malo, ya no podes dejar a los chicos solos andando por el club, que era lo que yo hacía cuando era chico.
Estaba lleno de mesas para que la familia estuviera en club todo el día, se hacían asados, a lo mejor tenía menos socios que ahora, pero en el barrio estaba más metido en Atlanta. Acá se hacían los carnavales, acá yo venía a los bailes y mis padres venían a los bailes.
En el año 75 empezó en el club el futbol de salón. Y enseguida armamos un equipo bastante imbatible y así fuimos fundadores en este deporte dentro del club. Hubo un momento en que venían a vernos 300 personas. Se hiso muy popular para el club. Mi padre era presidente y madre era vicepresidenta del futsal. Y las familias nos apoyaban, el barrio hacia rifas o asados y se juntaba dinero para que el equipo fuera a representar a Atlanta a otros países, íbamos a todos lados en avión porque ese dinero se recolectaba por el barrio.
Hoy hay muchos más jugadores pero muchas menos familias y ese tipo de cosas son más difíciles de que sucedan. Hoy yo estoy en mi casa con mi señora en vez de estar acá en el club con nuestros hijos.
Mira el día que es (soleado y hermoso de calor) y el club está vacío.
El mejor club de la Argentina e este deporte fue siempre Atlanta. Por eso hoy no lo puedo ver en tercera división.
Cambio todo. Somos todo de departamento ahora. Antes éramos de casas. Todos nos conocíamos. Yo si tuviera que elegir el barrio o Atlanta, elijo a Atlanta. A mí no me identifica el barrio, me identifica Atlanta. El barrio debería ser el mejor barrio de la Argentina y no lo es. Me encanta, es mi casa, pero Atlanta es lo que más me marcó en mi vida.