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Eduardo y Jorge / Pizzería Nápoles
Acá venía a comer toda la gente que salía del cine, era una parada obligada

“Hace más de 60 años que está la pizzería y el Maestro va rondando los 50.”

Jorge presenta a Eduardo con esta frase, haciendo referencia al tiempo que lleva El Maestro Páez al frente de las pizzas en la mítica Pizzería Nápoles.

“Nací en la provincia, pero desde los 14 años vivo en Villa Crespo. Viví en el famoso conventillo La Paloma durante 10 años. Me acuerdo mucho de las ferias, de los caballos. Todo se vendía a caballo.  Éramos bastante unidos. Nos saludábamos, nos hablábamos.

A Villa Crespo le decían la Jerusalén antigua, porque era todo un barrio de casas bajas habitadas por judíos. Me acuerdo de las fábricas. Fabrica que había, fabrica que venía a comer pizza acá. Todos los que trabajaban ahí eran tanos o españoles. Los gallegos siempre fueron gastronómicos acá en el barrio, y los italianos eran los que manejaban los trenes y los tranvías. Los fundadores de Nápoles eran españoles. Antonio, uno de los fundadores originales, era panadero. En Nápoles se empieza a trabajar como bachero y después te vas haciendo pizzero, es una tradición que tenemos. Antes el maestro era un lugar de respeto, hoy creo que ese deseo de aprender del otro se fue perdiendo. Me acuerdo también de las inundaciones, de cuando Nápoles estaba en la esquina. Era otro posicionamiento. Esa esquina es una de las mejores del barrio, se ve casi desde la vía del tren. Me acuerdo de los cines. Acá venía a comer toda la gente que salía del cine, era una parada obligada.”

“Lo que sucede es que si hablas de la historia del barrio, Nápoles es obligatoria. Somos una pizzería de barrio. Famosa, pero de barrio.”

Con esta frase, Jorge resume el puñado de recuerdos del Maestro Páez, aclarando que por más que sean conocidos en todos lados nunca perdieron ese espíritu barrial.

“Y algo de eso mantenemos. Con las pizzerías cercanas, que son muchas, nos llevamos muy bien. Si a alguno le falta mozzarella le prestamos. Hay gente para todo, cada uno tiene su clientela. No hay competencia en ese sentido. Acá todos trabajamos bien. Trabajamos con los vecinos. A esta altura tenemos amigos, no clientes. Hay una línea a seguir, si te movés de ahí, la gente no te sigue. Cuesta más en el mundo de hoy, pero no nos corremos de ahí.  Desde la atención hasta la materia prima tenemos una forma de hacer las cosas a lo largo de todos estos años. No hay que olvidarse que después a los clientes te los encontrás por el barrio, los ves en las calles todos los días. Villa crespo es un barrio en el que la gente vive. Es verdad que tiene mucha gente que llega a trabajar de otros lados, pero la mayoría de la gente que ves y reconoces por la calle, vive acá y es de Villa Crespo desde hace mucho tiempo, por eso tenés que hacer bien las cosas, ir por una misma línea y siempre de la misma manera.”

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