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Mariela / Vivero Filomena
Nosotros seguimos siendo “los nuevos” porque estamos en una zona de locales de muchísimos años

Mariela llegó al barrio con su vivero en el 2007. Se instaló en lo que era un terreno baldío lleno de árboles. Vive en un pueblo de campo llamado Jáuregui, y conoció Villa Crespo porque tenía ganas de instalar su local de plantas y flores en un barrio que todavía siga siendo barrio como ella misma lo describe.

“Ese Crespo al que yo llegué era otro barrio. Había muchas más casas, Aguirre era otra cosa, no existían los outlets. Hacíamos jardines con pileta, con enredaderas muy altas. Todas casa de lotes grandes de 25 a 30 metros de profundidad. Nuestro trabajo de jardinería se transformó con el tiempo, se perdieron esas casas con fondo, y a cambio llegaron más personas, más clientes y otro tipo de trabajos como balcones y plantas de interior. Cambió mucho el rango de edad también. La gente de 30 años es el target de cliente hoy en día y antes era de 50 para arriba. Hay menos espacio, tenés jardines verticales, paredes, jardines de agua, están de moda los viveros boutique. El barrio está buenísimo, me encanta haber encontrado un lugar así. Me gusta la atención especializada, ir al almacén de tal , a la mercería de tal, esas cosas le dan identidad, tenés nombres propios. La gente se para y se saluda, todavía quedan muchos árboles en las veredas, no está esa vorágine de otros barrios más céntricos. Villa Crespo es una bisagra estratégica, y eso fue algo que buscamos, queríamos un barrio que fuera medio núcleo de otros barrios, tenemos zona de edificios cerca como Palermo y Belgrano, y zonas de casas como Paternal o Agronomía.

La gente del barrio nos recibió bien, muchos se tomaban el trabajo de venir a saludarnos o a decirnos que lindo el vivero que habíamos puesto. Yo trabajé en otros barrios y eso no pasaba. Tuvimos que aprender muchas cosas cuando llegamos, como por ejemplo, que se regalan plantas para el día del perdón dentro de la colectividad judía por mencionar alguna. Nosotros seguimos siendo “los nuevos” porque estamos en una zona de locales de muchísimos años o de comercios de familia de tercera o cuarta generación. Igual me siento parte del barrio porque así nos hacen sentir. La gente te asimila a su vida y a su imaginario. Por ejemplo, yo soy Filomena para todo el mundo, pero Filomena es el nombre del local, no es mi nombre. Para otros somos “las chicas de la florería” como si solo atendiéramos nosotras, cuando en realidad acá también trabajan varios chicos. Y muchos también consideran al vivero como el jardín del barrio porque está abierto hacia la calle. Muchos vienen a almorzar acá, o a pegarse una vuelta y mirar las plantas sin comprar nada. Ese imaginario es de los vecinos y nosotros no lo vamos a discutir porque nos parece buenísimo y en definitiva son este tipo de cosas las que te integran y te van haciendo parte de un lugar.”

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