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Mariel
Cambio un montón. Está mucho más lindo. Los comercios, las luces

Mariel llegó al barrio en el año 91, y según cuenta, era una más de esas parejas jóvenes con hijos en edad escolar que buscaban un barrio mejor conectado y con más accesibilidad para el formato familiar.

“El subte estaba cerca, estábamos muy a mano de todo. Pensábamos en los chicos que estaban entrando en la adolescencia y que iban a querer moverse más por su cuenta. Además esta casa tenía teléfono, que en esa época no era tan común porque las empresas tardaban siglos en darte línea. Al principio todo ese movimiento que buscamos me impactaba y no me gustaba. Ahora miro atrás y nada que ver, era tranquilo Villa Crespo comparado con cómo es hoy. Cambio un montón. Está mucho más lindo. Los comercios, las luces. Antes no era tan encantador. Y a los chicos les pegó justo en su segunda infancia y adolescencia. Se hicieron del barrio. Sus amistades las plantaron acá. Eran de River y se hicieron de Atlanta. Mis hijos no se criaron entre 4 paredes, algo común en la ciudad, estaban todo el día en la calle. Eso paso con los 3 primeros, ya con la más chica, con la que se llevan 8 años de diferencia, dejo de pasar. El ritmo de vida se hizo más rápido. Más gente, más autos, y las mamas trabajan más y ya no pueden estar cerca de los chicos en la calle. Hacían gimnasia y futbol en Fulgor y Malcom,  yo iba a jugar vóley y a bailar rock and roll. Y también iban a la colonia en el club Villa Crespo que tenía una pileta increíble. Ahí se aprendía a bucear de lo profunda que era. Hoy ese club ya no existe y en su lugar pusieron un Megatlon.

Era un barrio muy paisano, casi completo de judíos. A mí me preguntaban en la escuela por ejemplo, si éramos nuevos y judíos, porque se ve que era raro no ser judío y vivir acá. Hoy está mucho más mezclado.  Está lleno de escuelas, muchos niños, mucha gente joven. Hay de todo, distintas clases sociales, diferentes religiones y razas, gente nueva, gente de toda la vida, es muy plural Villa Crespo. Cuando me mudé, había mucha gente grande. Era un barrio más apagado y más viejo que empezaba a repoblarse. Hoy continúa ese proceso con un aporte nuevo de los países latinoamericanos. Venezuela, Colombia, México. Hoy le alquilo habitaciones en casa a dos chicas de Venezuela que  vienen a estudiar o a trabajar. Y también tuve viviendo en casa a gente del interior, que si bien puede ser un fenómeno más antiguo, no ocurría tanto en Villa Crespo. Esa gente se instalaba en otros barrios como Palermo o Recoleta, y ya hace algunos años que Crespo se incluyó como destino para ese tipo de personas.”

Mariel disfruta de vivir en un barrio con esa variedad y pluralidad, es ideal para sus emprendimiento de alquilar habitaciones, pero también el barrio la ayuda en su otro costado laboral de venta de productos de estética.

“Hay mucho yoga, Pilates, y un montón de peluquerías. Así que Villa Crespo debe ser uno de los barrios más coquetos de toda la capital”

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