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En un país bueno como este siempre hay que tener esperanza, creo yo. Cuando la gente tiene trabajo y está contenta, es muy hermoso, ¿no le parece?

Carmen llegó de Asturias hace 50 años junto a su marido Joaquín… “Primero alquilamos y después compramos. Siempre fue despensa, desde antes que llegáramos nosotros. El nombre se lo puso el señor Varela, un gallego que edificó aquí hace casi 100 años… Mi marido murió hace poco. A él le gustaba mucho este barrio. Nosotros siempre teníamos abiertas las puertas. Por acá pasaba el lechero con el carro a caballo. A veces, en el verano, venía algún vecino y se sentaba con mi marido a charlar a lo mejor hasta las 11 de la noche. Teníamos todas las estanterías llenas de vino, licor, vermú, jamón serrano, había de todo. Había muchos españoles, una vecina que tenía una fiambrería y don Julio el carnicero, que su madre, venía se sentaba aquí con su sillita. Recuerdo que estaba el Cine Cumbre donde había una plazoletita, pasando la estación… que ahora está con ese puente que ¡ni pasar se puede! No lo veo bien para la gente mayor, pero bueno, ¿qué vamos a hacer? Ya no puedo ir para ese lado, hay escaleras, hay rampas, hay milongas, y antes no había nada de todo eso. Había un mercado en Av. del Tejar en el que había de todo, carnicerías, pescaderías, fiambrerías, verdulería… era un lindo mercado. Lo tiraron abajo cuando al señor Cacciatore se le metió en la cabeza hacer la autopista, que después, al final de cuentas quedó en la nada. No me gustan esas cosas…”

El Barrio Presidente Roque Sáenz Peña se llamó originalmente Barrio 1° de Marzo de 1948. “Entre los destinatarios de los chalets estaban las personas desalojadas por el ensanche de la 9 de Julio. De los que vinieron primero casi no hay nadie, había mucha gente mayor que ya no está. Ahora están edificando y viene gente nueva. Nosotros nos acostumbramos al barrio, a la gente buena y nos fuimos quedando. Antes se trabajaba mucho más y la gente vivía más contenta, pero bueno, sigue siendo tranquilo, la gente es muy tratable, simpática, cariñosa… Sigo firme. Es así la vida, hay que ir tirando como se pueda. Yo pienso que este país tiene que tener una esperanza. Yo pido para la juventud, para mí, pa’qué… En un país bueno como este siempre hay que tener esperanza, creo yo. Cuando la gente tiene trabajo y está contenta, es muy hermoso, ¿no le parece?

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