En 1948 llegaron al país 10.000 exiliados rusos desde la Europa de post-guerra. La colectividad rusa creó en Buenos Aires una sólida estructura eclesiástica, eje central de la vida en el exilio. La Parroquia de la Catedral de la Resurrección de N. S. Jesucristo fue creada en el año 48, en el 55 se adquirió el terreno y en el 58 ya se efectuaron los primeros oficios. Ignacio es monje y diácono. “Nuestras parroquias surgieron en base a la necesidad de los migrantes rusos que escapaban de la persecución del comunismo y eso hace que la mayoría de las personas que vienen sean descendientes o migrantes, lo que genera que haya una costumbre de vincularnos en base a un mismo idioma, el eslavo antiguo. No es algo establecido por los cánones de la iglesia, pero se ha dado con normalidad. En base a esa situación histórica es que creo que a veces queda esta impronta en la conciencia de autopreservación y autoprotección, de ‘bueno, estamos mejor entre nosotros, nos conocemos, podemos dar fe el uno del otro’. No obstante, la Iglesia está abierta a todos. Una persona del barrio, si tiene un corazón sincero y está buscando a Dios, puede venir. Esta es su casa. Desde hace un tiempo, con bendición del obispo, doy los oficios en español. Ha sido un hermoso desafío para mí y también para la comunidad, porque permite que aquellos que no continuaron con el estudio del eslavo antiguo o no mamaron en su casa el ruso, puedan venir. Nosotros en Pascua salimos y damos una vuelta al templo y los vecinos generalmente participan de la peregrinación. La primera vez que participé de una Pascua en Saavedra me llamó la atención cómo miraba la gente desde sus balcones, con una mirada atenta y participante. Eso es algo muy propio del barrio, el no ser indiferente al otro. Quizás yo no tengo demasiado contacto con el vecino que está en frente, pero sí sé quién es, sé quiénes son sus hijos y si necesita algo voy y le tiendo la mano. Y eso es algo que para nosotros siempre ha estado disponible aquí. Otro rasgo importante es el tiempo, el ritmo propio del barrio, algo ideal para esta comunidad. Estamos a unas cuadras de Cabildo, del subte, con una accesibilidad muy buena, que facilita la llegada de quienes viven lejos, pero aún así tenemos mucha tranquilidad. Saavedra nos ha permitido crecer con una identidad propia, respetándonos. El barrio nos ha integrado.
Saavedra nos ha permitido crecer con una identidad propia, respetándonos. El barrio nos ha integrado.