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María Negroni / Una foto de la infancia

MARÍA NEGRONI
Rosario, Santa Fe (1951)

Tenía 6 años exactamente. Lo sé porque es del día en que nació mi hermana, o del día en que llegó a la casa, más precisamente. Hay un par de fotos de ese día que están sacadas en el jardín de la casa en la que vivíamos entonces, en Mendoza. Es una foto que me gusta mucho.

“Escribo para el lenguaje: esa criatura impresionante, que es elusiva, tramposa e insuficiente. Y uno tiene que ir a ese lugar vacío que a la vez está lleno de cosas”

Me interesa especialmente la relación entre la escritura y la vida. ¿Qué pasa con la obra? Es un tema que me acompaña. Uno logra algo. Trabaja sobre su obsesión, llega al libro, lo escribe, lo publica, y el libro se va. Con suerte, eso le va a producir algo a alguien que lo lee, pero a uno que lo hizo, se le cierra. La imagen que yo tengo es como Sísifo, que va con la piedra, y cuando llega arriba, vuelve a caer. El arte tiene una capacidad de consuelo limitada. No es permanente, es también precaria, esa sensación de plenitud y armonía, cuando uno logra algo, se termina. Antes de escritora, yo me de no como lectora. Entonces, cuando leo un gran libro, cuando me encuentro con un autor o una autora que me da algo, que me muestra algo que yo no veo, siento una sensación de agradecimiento. Termino el libro y digo “gracias”. Escribir me da un enorme placer, aunque también hay momentos difíciles, pero cuando algo aparece, justifica todo.

Firma María Negroni

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