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Cuando el avión aterriza en Erevan, capital de Armenia, me invadió una emoción que jamás imaginé, no podía parar de llorar, estar en Armenia me terminó de enamorar y de vincular con las cuestiones de la armenidad, un sentimiento muy fuerte.

Yo me siento Argentina y latinoamericana con fuertes raíces armenias, que vienen por vía materna. A mi abuela yo no la conocí, ella quedó huérfana con el genocidio, era ciudadana turca. De hecho su pasaporte dice Turquía. No entendiendo nada ni sabiendo nada del idioma llega y se casa, como pasaba en aquella época. Ponen una zapatería les va mal, le va bien, mi tío nace en 1936 y mi mamá nace en 1940. Para ese entonces ya estaban instalados en el barrio de Pompeya donde yo vivo, mi mamá formó parte obviamente de la colectividad armenia, bailó en un conjunto de danzas (al que yo me incorporo a los 11). Yo iba a ver al conjunto de danza con mi familia y cada vez que veía al grupo Kaiané sentía emoción, ganas de estar ahí y me preguntaba de dónde venía todo eso, porque si bien mi madre habla armenio como lengua materna yo no.

Vuelvo al conjunto de danzas ya con 18 años, cuando había empezado el CBC en la UBA y entro también a la Unión Cultural Armenia en donde me siento cómoda por la cuestión ideológica que también hace a la identidad armenia y a la identidad en general. Surge el proyecto de viajar a Armenia en el 2000 a bailar, hacer una gira artística y viajo con mi mamá, y con mi tío. Cuando el avión aterriza en Erevan, capital de Armenia, me invadió una emoción que jamás imaginé, no podía parar de llorar, estar en Armenia me terminó de enamorar y de vincular con las cuestiones de la armenidad, un sentimiento muy fuerte.

Al volver me costó un montón y quería volver a Armenia y ahí empecé, “no soy armenia soy argentina”.  Entonces empecé una especie de debate interno que le pude poner nombre por transitar algunas materias de Ciencias de la Educación: cuestiones de nacionalidad, del Estado nación, los elementos culturales. Empecé a escribir algunas de estas cosas e inquietudes en relación con mis preguntas por la identidad en un diario armenio de la propia institución que se llama “Nor se Van”. También entreviste a familiares de desaparecidos de origen armenio un trabajo lindo en el sentido de rescatar y recuperar esas cuestiones de la memoria, no fue casual hablar de los detenidos desaparecidos en ese entonces, en el 2001- 2003, porque tiene que ver con cómo vivimos la identidad armenia, la relación con la Argentina y la de América Latina, y cómo fue el caso de las dictaduras.

Me reconozco armenia yendo a comer a Sarkis o cuando pasó por la Plaza Charcas y veo el monumento de el Dzitsernagapert y en los lugares donde viví cosas lindas como en la Unión Cultural Armenia o la iglesia Armenia, que también la reconozco como un lugar propio.

© “Armenios en la Ciudad de Buenos Aires” de Carlos Iglesias –  Rumbo Sur, 2018.

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