Nací en la capital en 1959, soy sexta generación de irlandeses. Lo más cerca que tengo es un bisabuelo. Todos antepasados irlandeses por parte de padre y un chorrito irlandés por madre. Mi abuelo y mi abuela, en las reuniones familiares tocaban el piano y cantaban canciones irlandesas. El 17 de marzo, San Patricio, lo festejábamos en familia en mi casa, salvo si caía domingo que íbamos sí o sí a la peregrinación a Luján. Mi papá me contaba que en 1901 cuando se hizo la primera peregrinación, su abuelo, Guillermo Rossiter, fue el que encabezó la delegación de Suipacha, que fue en tren hasta Luján.
La primera lengua que aprendió mi papá fue el inglés antes que castellano; él hablaba en inglés con sus mayores; yo -de chico- lo escuchaba hablar con su mamá y con su tía. En casa no hablábamos en inglés porque nos daba vergüenza. Papá siempre habló de sus raíces. Me decía que los MacLoughlin somos verdaderamente irlandeses. Venimos de Westmeath y tenemos antepasados celtas. Estaba muy orgulloso de ser celta. Eso era distinto, porque los españoles son latinos, pero los celtas son celtas.
Un día estábamos en el campo al lado de la chimenea y empecé a anotar las cosas que decía mi papá, para no perder todo lo que él me contaba de memoria. Entonces empecé a investigar. Los primeros artículos que escribí y fueron publicados, fue en 1975, en los diarios de Suipacha. En mi casa se recibía el Southern Cross, en la época en que Federico Richards era director del periódico. Hubo una controversia y se fueron muchos suscriptores, mi papá no se fue pero no quiso volver a leerlo. Yo sí lo leía y le mostraba las notas que sabía que podían gustarle. Un día fui al Southern Cross y Richards me atendió lo más bien, después nos hicimos compinches. Inclusive cuando murió yo escribí que a pesar de tener ideas distintas de las de él, siempre se respetó la libertad de expresión. Empecé a publicar con esa crónica cuando tenía 16 años en ese momento. Hace más de 40 años que escribo en el diario y actualmente soy el director.
Siempre nos consideramos porteños, pero también gente de campo. Yo me defino como un argentino con raíces irlandesas. Cuando estoy afuera soy un Irish-Argentine.