“Tengo 25 años y nací en Villa Crespo. Este es el lugar donde me crie y donde curtí la calle, hace muy poco que vivo en otro barrio y ni salgo, imagínate, no conozco a nadie. Acá conozco a todo el mundo y todo el mundo me conoce.”
Martín es el típico pibe de barrio, el clásico chico de la cuadra, una de las caras conocidas de Villa Crespo. Trabaja repartiendo pizza en La Nápoles y su familia atiende un kiosco que es otra marca registrada de la cuadra que lo vio crecer.
“Ser pibe acá era otra cosa, andábamos con la bicicleta por todos lados y jugábamos a la pelota en la calle. O estoy más viejo o cambiaron las cosas. O las dos. Hay más autos, más gente, está la bici senda, antes no había celulares ni internet. Capaz que los pibes de ahora están todo el día con eso y nosotros éramos otra onda: bicicleta, ir a la canchita de Serrano, estar sentados en la vereda, pegarle pelotazos a los coches que pasaban y que la gente nos insultara por molestar. Íbamos a todos los clubes, a Atlanta, al fulgor, a Malcom. También nos juntábamos en la parroquia San Bernardo, merendábamos y jugábamos en el patio, no hacíamos actividad religiosa pero estábamos todo el tiempo ahí. Ahora no veo más que los pibes estén en la iglesia jugando y tampoco se le da tanta bola a la calle. También es cierto que ahora está más jodido que antes, si bien el barrio no es peligroso, ahora está un poco más complicado que cuando yo era chico. La noche también cambió porque cuando nosotros teníamos 15, 17 años, no nos dejaban ir al baile, entonces estábamos en la vereda de la cuadra toda la noche, ahora los pibes ya a los 14 se van a los boliches. A la cancha tampoco me dejaban ir, pero me escaba para ir ver a Atlanta igual, de chicos todos éramos hincha del bohemio porque era el club del barrio. Empecé a repartir Pizza en bici a los 13 años cuando Nápoles todavía estaba en la esquina y cuando los gallegos se peleaban todo el día. Era muy gracioso, la gente iba a comer y a ver el show de puteadas de los gallegos. Al bar San Bernardo por ejemplo no iba nadie, solo nosotros, los pibitos que jugábamos al ping pong, y todos los viejos del barrio que se juntaban a jugar al dominó mientras fumaban, me acuerdo que había un olor a cigarrillo que te querías ir enseguida. Era un lugar de viejos y de gente del barrio, hoy está lleno de gente de otros lugares y se puso muy de moda. Estaban los pibes de Dorrego, los de Juan B Justo hasta Gurruchaga, los de Sacalabrini, Ángel Gallardo y el parque Centenario que se conocían todos entre sí, y de Corrientes para Córdoba no había muchos pibes, era una zona de viejos. Ahora a esa parte le dicen Palermo Queens, cualquiera! También se decía que el que cruzaba Honorio era de Argentinos Juniors. Eran las típicas picas del barrio. Nos vivíamos peleando con los de Argentinos y me acuerdo que el lugar de pelea era ahí sobre Honorio Pueyrredón. También estaban La Cueva y La Loza, que eran dos paradas de la gente de Atlanta medio picantes. Todos los chicos del barrio estábamos en la calle, sea del bando que sea, eso era lo bueno, hacíamos hasta asados en la vereda. Hoy ese tipo de cosas no se ven y el barrio que yo conocí de chico ya no es más así, por un lado creo que está bien pero por otro lado sé que algunas cosas que se perdieron estaban muy buenas”